Las cifras no oficiales hablan de 21.000 copias vendidas
de su primer trabajo "Mi Origen y mi lugar", un fenomeno poco
frecuente, sobre todo en el folklore y en un tiempo de bolsillos flacos.
Eso, más las actuaciones, dentro y fuera de la provincia, el ciclo
por Radio Nacional Buenos Aires, la presentación del nuevo trabajo
"Pertenezco a este Mundo" el 24 de Octubre pasado en el Club
Olimpico de La Banda, con la presencia de Susana Argañaraz, que
hizo una audición especial para Radio Nacional desde la filial local,
dan mucha tela para cortar.
La tentación es fuerte, esos temas dan para charlar un rato largo,
pero... mejor encaramos hacia otro lado como para conocer mejor al personaje.
En la tranquila atmósfera de su sencilla casa del barrio Ejército
Argentino, con el fondo de una radio a todo volumen (sintonizada en un
programa de folklore, por supuesto), Horacio habla de su hijo Cristian,
que lo acompaña en la banda que lo secunda. El chico es buen jugador
de fútbol hecho en la escuela de Central Córdoba. Fue a probarse
en Boca Juniors junto con un primo y ambos superaron el primer test. Todo
siguió su curso. Viajes, actuaciones, grabaciones, etc.
Un día Cristian volvió a La Candela y se dio con la sorpresa
de que el segundo test ya se había realizado. Ya no había
caso. Ahora, hay otro chico en su lugar y el cupo de La Candela está
cubierto. Puede quedarse en Buenos Aires y entrenar pero debe procurarse
alojamiento. "Por otra parte, -explica Horacio- lo llamaron de Central
Córdoba pero ya dejó de entrenar y le tira más la
música, se compró un bajo y un equipo. A mí me pasó
lo mismo. Jugaba en Estudiantes pero los horarios no coincidían
con mi actividad artística. Iba a jugar desvelado y no rendía.
Tuve que elegir y me quedé con la música".
No solo de chacarera vive el folklorista. "Ahora estamos escuchando
Vitale, Pink Floyd, Queen, Creedence; mis hijos están descubriendo
estos grupos".
Horacio habla de los Beatles ("lo mejor que le puede haber ocurrido
a la música"), de cuando en su juventud en las reuniones cantaba
los temas del momento. Señala cosas curiosas, como que ahora Cristian
descubre a Creedence y los temas que a él le traen tantos recuerdos
porque los escuchaba con su esposa Eva. Se entusiasma recordando a los
grandes nombres del rock nacional, tales como Almendra, y pone especial
énfasis elogiando a Luis A. Spinetta, a quién define como
"un capo".
"El otro día cuando vimos a Peteco (Carabajal) en el Opera,
Cristian me preguntó quién era el de la percusión.
Yo le comentaba que era Rodolfo García, que integró varios
grupos como Tantor, Almendra, Aquelarre..."
- ¿Ya te sonaba de aquella época?
"Si, por supuesto. Lebón, Charly, Nito".
Horacio se apasiona cuando habla de Elton John, a quién vio en la
cancha de River. Para ingresar al estadio hizo cola desde las 4 de la tarde
hasta las 10. "La cola tenía seis cuadras. Fue una linda experiencia
vivir esos momentos previos".
Las diferencias con los espectáculos folklóricos son abismales
pero algo se puede aprender. El cantor se sincera: "Siempre he sido
muy curioso"...
"Cuando estoy en Buenos Aires y tengo un momento libre voy a ver espectáculos.
Ví "Drácula" en el Luna Park, estuve en lo de Pablo
Milanés, fui a ver a Víctor Heredia. Con el montaje y la
infraestructura que tienen ellos a mí me vuelan la cabeza, me sugieren
un montón de cosas. El sonido es como de un disco compacto, sobre
todo me agrada la actitud de ellos en el escenario, la entrega, el total
profesionalismo, un ejemplo hacia donde uno debe apuntar. Cualquier persona
que forme un grupo debe mentalizarse con eso. Son profesionales cien por
ciento. Eso hace la diferencia".
- ¿Te imaginás algo así?
"Sueño. Eso es la locura. Yo soy una de esas personas que tiene
una actitud positiva. No sé si se dará, pero vivo imaginándolo.
Me veo en ese ámbito y sobre todo con la comunicación, generar
con mi actitud la alegría de la gente".
- Cuando veías a Elton John o a Pablo Milanés, ¿observabas
a la gente respondiendo a lo que se le estaba entregando desde el escenario?
"Me has hecho una pregunta muy linda porque estaba por comentarte
lo que me pasó cuando fui a ver a Milanés. Tuve una gran
desilusión. No conseguí entrada para la primera función.
El Opera estaba lleno. Conseguí para la segunda. Cuando estaba haciendo
la cola, escuchaba el clima que había adentro. Después cuando
la gente salía, un desfile interminable. Al entrar a la segunda
función, la escasa entrega. Tal vez la gente no lo percibía,
esto es una apreciación personal. La gente en la sala estaba re-entusiasmada,
había un clima... El negro se acomodaba los anteojos y la gente
gritaba, se paraba y era una locura. Cantaba temas poco conocidos y por
ahí, como a propósito, arrancaba con una canción famosa
y era el delirio total."
"Cuando terminó el recital y se fue, reventó el teatro.
De pie, todos le pedían que vuelva. Dejó pasar como siete
minutos para volver. Cantó otro tema y volvió a irse. Y lo
mismo. A mí me molestó que dejara pasar tanto tiempo, me
parece que eso es especular con el cariño y el afecto que te demuestra
la gente. Le pedían un tema y cantaba otro. No me parece correcto.
Al margen de que haya un programa ya armado, también se puede manejar
lo otro. Para mí era como que el tipo estuviera no adentro sino
afuera de la gente".
- ¿El público se impacientaba?
"Mirá, nunca salgo primero, me quedo observando los rostros,
todos estaban supercontentos pero comentaban "no cantó tal
cosa". A pesar de todo, lo de la gente fue impagable".