La charla deriva hacia varios temas: los grandes músicos, los nuevos
valores de Santiago y su proyección, su nuevo barrio al que le está
debiendo una canción, aunque por ahí en una chacarera dedicada
a un personaje, Don Pedro Hoyos, habla de esta nueva geografía que
lo rodea.
En el temario no podían quedar al margen Elpidio y Jacinto, dos
amigos y compañeros.
Con respecto al atamisqueño (Elpidio Herrera) opina "es uno
de talentosos de la música aún no descubierto y valorado
en su totalidad. Es otro de los que hacen cosas "locas". A veces
se cree que estas cosas las tiene que hacer un músico con grandes
conocimientos de armonía, contrapunto, etc.
En el caso de Elpidio, las cosas salen con naturalidad".
Al evocar a Jacinto, lo hace con inocultable emoción: "Yo había
ido con Ricardo Santillán a acompañar a "Orígenes"
a la inauguración de una galería y ahí estaba Jacinto.
Ya habíamos hablado varias veces en la época en que estaba
con "Los Santiagueños", me propuso cantar juntos pero
nada firme.
Ese día la gente de la galería también lo había
invitado y cuando nos encontramos me dijo: "Vamos a cantar" y
yo acepté por esas cosas de buena onda.
Me contó que tenía una chacarera nueva. "Quiero que
la escuches", me dijo. Era la Chacarera del Cardenal.
Después de tocar con Orígenes y cuando le llegó el
turno, Jacinto me invito a subir. Mezclamos los temas que hacía
con Peteco y los míos: Perfume de Carnaval, Mensaje de Chacarera,
etc. Fué una cosa hermosa. La gente se empezó a juntar.
De ahí nos citamos para ensayar en "La Casa", en la esquina
de 9 de Julio y Buenos Aires. Cuando tuvimos dos o tres temas ensayados,
lo invitamos a Juan Saavedra. Ahí llegué a conocerlo bien
porque hablamos un montón de cosas. Pasamos mucho tiempo juntos,
incluso cuando Juan tenía taller, nosotros nos quedábamos
hasta el final porque cantábamos para que bailaran sus alumnos.
Los días que no había taller, nos quedábamos hasta
las 10 de la noche y nos íbamos a la casa de una amiga de él,
una señora mayor, a darle serenata. Luego a otro lado hasta que
se hacían las 2 o 3 de la mañana y veníamos caminando
desde el centro hasta el barrio Ejército Argentino.
Hacíamos varias paradas, en el Regional, por ejemplo, nos sentábamos
un rato, descansábamos y seguíamos hablando. Fueron momentos
de comunicarnos nuestras cosas".
-Horacio, en estos dos años de actividad ¿escuchaste críticas
por la forma de encarar tu trabajo con una visión más libre,
más actualizada del folklore?
"Sí, hemos sido cuestionados en el primer disco por poner batería
en las chacareras. Puede haber por ahí gente que no esté
de acuerdo con lo que hacemos y me gustaría que me lo digan porque
me sirve. Se los voy a agradecer porque reconozco que no todo es perfecto
en lo que hacemos.
No sé que pasará en el tercer disco que tiene una visión
más loca de acuerdo a los temas que estoy armando. Llega un momento
en que se produce un desgaste y mi intención es plantear las cosas
de manera distinta en cada trabajo".
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